El pasado día 16 de julio de 2015 y tras una convocatoria un poco apresurada motivada por los recientes acontecimientos (1 y 2), convocamos una marcha a pie que salió desde el parque de Marxalenes y unió los dos fatídicos puntos donde se dieron los dos graves accidentes protagonizados por vehículos a motor (una moto y un coche) que invadieron las aceras de los barrios del norte de la ciudad de Valencia. Para ello contamos en el último momento, pues se convocó casi de un día para otro, con la AAVV de Orriols-Safranar. La marcha empezó con la noticia de que a escasas manzanas de allí acababa de darse un atropello. Aunque no fue multitudinaria ni lo esperábamos, las 40 personas que la emprendimos (entre ellas el concejal de Movilidad Giussepe Grezzi) creemos que dejamos huella por los barrios por donde pasamos. Dejamos huella, por el seguimiento mediático previo y posterior, porque esos accidentes están muy presentes en esa parte de la ciudad y porque el corte de las calles por parte de la policía municipal ayudaron mucho a visualizar entre los vecinos la marcha y la idea de que hay gente que no se resigna con este modelo de movilidad.
Con esta marcha se quiso exponer a la opinión pública lo siguiente:
Comunicado de Prensa
Cuando en apenas una misma semana se producen dos accidentes de semejante aparatosidad tanto por el número de víctimas como por el fuerte impacto social de la tragedia, es evidente que debería producirse una respuesta inmediata que fuera mucho más allá de las condolencias o de la lógica indignación colectiva.
Pensamos que semejantes “accidentes”no son el resultado de una falta de educación vial, sino más bien del síntoma evidente de una enfermedad cuyo germen radica en un modelo de transporte fallido y egoísta. Fallido porque nadie debería morir mientras bebe horchata tranquilamente en una terraza. Fallido porque ningún niño debería quedar con graves lesiones de por vida por culpa de un acelerón innecesario e irresponsable. Fallido porque ningún ciclista debería ser empotrado contra un escaparate mientras hablaba junto a otro en la acera. Y egoísta porque no se puede salir a la calle sentado sobre una potencial máquina de matar y no pararse a pensar ni por un momento, en todo el daño y dolor que se puede llegar a producir.
Y ese precisamente es el problema: la irresponsabilidad. La irresponsabilidad colectiva (ciudadana y política) por aceptar o resignarse a tomar estas cosas como inevitables y la irresponsabilidad individual de quien sostiene que quienes defendemos la Ciudad 30 somos un grupo de gente radical y fanática, cuando la realidad es que quien mata todos los años a millones de personas en el mundo no somos precisamente quienes trabajamos incansablemente por las ciudades amables, seguras y hechas para las personas.
Lamentamos profundamente que la nueva etapa de la política de movilidad comience de esta manera, pero desde luego no aceptaremos ni nos resignaremos a que acabe de la misma manera en que ha comenzado. Y desde luego no aceptaremos que ese modelo heredado del tráfico y para el tráfico, siga siendo la tónica general del transporte urbano.
Deben cambiar las cosas y el “NO SE PUEDE” no figura dentro de las posibles opciones. Desde València en Bici-Acció Ecologista Agró queremos expresar todo nuestro apoyo a cuantas medidas y estratégias implemente el nuevo gobierno local para hacer de Valencia una ciudad definitivamente segura. De la misma manera, seguiremos realizando propuestas y acciones para conseguir una ciudad más amable y humana.